La testigo relató que tras recibir «un golpe en la cabeza» Fernando «cae al piso» y cuando intentó levantarse no pudo hacerlo porque «nunca pararon de pegarle».
Sobre los agresores, puntualizó que un «chico rubio» que vestía «camisa oscura» siguió «pegándole patadas en el cuerpo».
«Le estaban pegando como a una bolsa de papas», dijo Caro, quien identificó como uno de los agresores a uno de los Pertossi, sin preciar el nombre.
Tal como había hecho en su declaración testimonial en el inicio de la investigación, dijo que escuchó a uno de los que golpeaba a Fernando Báez Sosa decir «quedate tranquilo que me lo voy a llevar de trofeo».
La joven declaró visiblemente afectada al recordar el hecho y su testimonio conmovió a los padres de la víctima presentes en la sala. Al retirarse de los tribunales de Dolores, la testigo dijo a la prensa que le quedó «una marca muy grande» y pidió «disculpas» porque el escenario del crimen, Villa Gesell, es la ciudad donde ella vive.
Sobre el ataque, la testigo contó a los periodistas que los agresores «se fueron, regresaron, se tenían que sacar las ganas».
«A los amigos (de Fernando) les decían que no se metan, que la bronca era con él, con Fernando, por eso también le pegaban a los amigos», agregó Tatiana.
La joven recordó que, tras el crimen, habló en la plaza de Villa Gesell durante una manifestación con velas que se realizó y que cuando los investigadores la contactaron ella habló con su familia -entonces era menor de edad- y le dijo que quería ayudar.
«Le dije ‘Ma’, este recuerdo lo voy a llevar, pero si hoy en día puedo hacer algo más que ayude lo voy a hacer», recordó que le dijo a su madre.